Lo que el intendente afirma son unas «piedritas», y parte de una ambiciosa obra que busca generar una nueva costanera en el futuro, hoy es un deposito de escombros provenientes del viejo asfaltado de la avenida 122, emplazado ni más ni menos en más de un kilómetro de la línea costera de Punta Lara.
Como podrá apreciarse en las fotos, se tratan de inmensas rocas apiladas de manera inestable una sobre otras, de las cuales sobresalen hierros punzantes de todo tipo. Son numerosos los relatos de vecinos y visitantes, grandes y chicos, que han sufrido algún tipo de lesión.
Mario es vecino del lugar, y afirma que «ya no tenemos posibilidad de convivir con el río como antes. Han destruido los juncales y la línea costera natural. A nosotros nos han quitado la posibilidad de acceder a las playas».
Por otra parte, entiende que la obra «se está manejando de una manera improvisada y negligente. Vienen los camiones, rellenan y tiran las piedras, pero no hay ni un cartel que indique qué se va a hacer ni cuánto costará, y menos alguna medida de seguridad que nos proteja de la obra a medio hacer. «